lunes, 25 de junio de 2007

La Propina...

Bueno señores, luego de otro largo tiempo me digno a dejarles un poquito de verborragia así no me extrañan.
Lamento que gracias a diversos motivos sigo un poquito imposibilitado de llevar el ritmo de escritura que quisiera. Igualmente pienso rebuscármelas para dejar algún recadito claro...

Hoy pienso hablar un poquito (no demasiado porque hace frío y la estufa se apaga a cada rato, sumado a que la ventana no cierra bien y entra un chiflete fulero) respecto de la propina.

Sinceramente cuando uno es jóven y empieza con esto de llevar dinero en el bolsillo (con unos 5 pesos hacía estragos el fin de semana), piensa que los servicios se compensan únicamente con el pago del precio del mismo, y que los jefes les pagan un buen salario a sus trabajadores, no siendo necesaria nuestra intevención. También cree que si pone los ojos vizcos un buen tiempo puede quedar así para siempre, pero ese es otro tema.
La realidad es que con el tiempo y la experiencia uno va notando distintas irregularidades en el comportamiento de aquellos que estan allí para servirnos, desde el pibe que trae la pizza hasta el que nos busca una silla en la zona de las piscinas.
Por ejemplo: El repartidor, o chico "delivery", nos entrega la mercadería tarde, si se trata de pizza, fría y torcida, con todo el queso alojado en una esquina de la caja; si se trata de helado, derretido y revuelto, con todos los sabores mezclados, creando una fusión radioactiva de sabores artificiales, probablemente noscivos para la salud.
El mozo comienza a volverse ciego, no ve ni cuando queremos ordenar, no nos limpia la mesa, tampoco vuelve a traernos el cambio de la cuenta, nos mira feito a la vez que hace señas inequívocas de degüelle. A veces llega al extremo de entregarnos el plato que nunca pedimos, o entrega esos canelones que pediste con un chulísimo ornamento verde y baboso que le da un sabor "especial".
El pibito del lavadero, utiliza una mórtimer para limpiar nuestro vehículo, y sin echar agua, también nos mira fijo y hace señales que claramente indican nuestra muerte (simulando tener un arma de fuego en su mano nos apunta cerrando un ojo, y dispara, martillando con el dedo pulgar).
Ese tipo gentil que nos paró el taxi (evitándonos el extenuante esfuerzo que representa extender el brazo al ver venir el transporte) repentinamente nos cierra la puerta sobre nuestro abrigo largo, dejando parte de éste afuera del rodado, y otras veces nuestras falanges.
El playero de la estación de servicio casi-intencionalmente pifia al entrar el pico del surtidor en el tanque de nafta, rayando la pintura aledaña, y luego extrae el pico derramando gasolina sobre el vehículo, sin la más mínima intención de facilitarnos un paño para enmendar esta situación. En otras ocasiones nos pasa el secador sobre el parabrisas sin haber mojado la superficie, dejando hermosas marcas sobre éste.
El encargado del edificio nos niega el saludo, y si uno lo requiere para una emergencia (supongamos que nos estalla la cañería del baño produciéndose un "mini diluvio universal" en el departamento), se hace el opa, y nos dice algo así como "Y BUE' ESA NO ES MI FUNCIÓN, FIJATE, LLAMA A LA ADMINISTRACION Y CONSULTA".

Es a raíz de todas estas circunstancias que uno puede llegar a pensar que el mundo se ha vuelto un lugar demasiado hostil, o que quizá el desodorante de oferta que adquirimos no surte efecto. También puede ser un problema de hongos en la piel, o lepra, pero nah...

Entonces reflexionamos sobre nuestros pecados del pasado, recordamos cuando le arrancamos las alitas a aquella mosca y la hicimos sufrir hasta su muerte, maldito sea el día en que el diablo se apoderó de nosotros y nos convirtió en un "Conde Drácula" del siglo XXI empalando al pequeño e indefenso insecto... pero no... no, eso no puede ser el motivo.. debe haber algo más... AH SI!! aquella vez que me hice el dormido en el colectivo para no ceder mi asiento a aquella viejecita inválida... no no... tampoco... AH!!! aquella vez que hice el pasito "MoonWalker" sobre el piso recién trapeado por la muchacha que limpia... nah...

Ahí es cuando llega un espíritu de la sabiduría, con unos lentes muy muy gruesos dignos de ser llamados "Culo de Botella", con una cinta aisladora blanca sosteniendo el marco ya medio destruído por el uso, un portalapiceras en el bolsillo de su camisa a cuadros y un moño negro que aprieta el cogote, es una imagen semi-transparente que se acerca a nosotros enigmáticamente y habla con un eco, mezclado con distorsión, que nos dice unas palabras "HIJO MIOOOOOOO... DEBES DEJAR PROPIIIIINAAAA (utiliza un broncodilatador) DEBES DEJAR PROPIIINAAAA!".
En ese instante la imagen se esfuma, y nos quedamos con la frase, pensando internamente el por qué de la propina.
Para qué le pagamos a la gente un dinerito extra aparte de su salario? qué beneficios me proporciona?, no debería ser a la inversa, o sea, que me atiendan bien para dejarles propina, en vez de dejar propina para que me atiendan?
Todas estas inquietudes invaden nuestra mente cual un vagón del tren de la línea Sarmiento en hora pico, pero luego recordamos algo más importante... si, tenemos que llamar nuevamente al proveedor de internet para que vengan a hacernos la instalación... no no.. tengo que pasar por el banco a cerrar aquella cuenta que abrí en el 2004 y aún no cerré.... no no... tengo que pagar la Universidad que debo unos cuatro meses... o no... organizar la boda.. no no.. eso tampoco... bueno.. mejor me focalizo en la propina...

Así es que los días pasan, y uno comienza a experimentar, y surgen dilemas morales, o sea, uno piensa "A ESTE QUE ME ATENDIO COMO EL ORTO, LE DEJO PROPINA?, SE LO MERECE?", "ESTE DEL DELIVERY SOLO CRUZO LA CALLE, LE DOY ALGO?" también piensa "ES MORALMENTE CORRECTO PAGARLE PROPINA AL PLAYERO DE LA ESTACION DE SERVICIO?", y pueden pasar horas hasta arribar a una conclusión, de hecho son como preguntas de la filosofía oriental... al estilo del árbol que cae en medio de la nada y hace ruido, o no hacía ruido, bah, cómo sea.

Así las cosas también sobre todo con los Delivery, surge el eterno inconveniente, las monedas, malditas monedas que se han vuelto antiguos doblones piratas, que nadie posee, y que hasta el comercio más grande nos pide que entreguemos (incluso en un supermercado siempre está la preguntita cuando son $10.10 y pagamos con $12... "NO TENES DIEZ CENTAVOS?"). Qué hacer... si no cuento con monedas, SERIA MORALMENTE CORRECTO DEJARLE DOS PESOS?, o mejor no le dejo nada?. Algunos cráneos del marketing del Delivery siempre llevan monedas para darnos cambio, preferentemente de alta denominación para evitar pijoteos. Otros zonzos no se avisparon del asunto y nos entregan billetes de alta denominación y nos miran con cara de cachorrito abandonado a la espera de lo que nunca podrá ocurrir... Por qué se supone que yo deba tener cambio para dejar propina? ESMERENSE MAS malditos!.

En el restaurante, uno siempre está atento al servicio para decidir si el mesero es acreedor del codiciado premio, uno evalúa la forma en que sirve el vino (le sirve un poco primero a la dama para que pruebe?, nos pregunta qué tal está?), si tarda mucho en darnos bolilla y tenemos que incendiar el mantel para que nos note, si al pedirle fuego porque nuestro encendedor de $80 se quedó sin fluído combustible no nos echa Flit, al terminar nuestra digestión y quizá pedir un café (si para ese momento ya no nos sacaron todo lo que llevábamos en efectivo), uno hace el balance y ahí comienza el clásico debate: "CUANTO LE DEJO?" "LA PROPINA ES EL 4.4%? O EL 10%?", estamos en Argentina, nos agarró el corralito hace un tiempo, el peso se devaluó y mi salario no se puso a tono con la inflación, entonces, la propina varía en %? Claro, he ahí el dilema moral... "PUCHA, ME GASTÉ $80 EN ESTE BOLICHE Y NO SOY CAPAZ DE DEJARLE 3 PESITOS..." (ese bendito tipo políticamente correcto que nos pincha con sus uñas en las nalgas para hacer el bien...) por otro lado pensamos.. "CON TRES PESITOS ME COMPRO UN ATADO DE 20.... APARTE CUANDO LE PEDI QUE ME TRAIGA SAL ME MIRO FEITO" (frases provenientes del otro tipo, el políticamente "no tan correcto", que con su tridente -desafilado y oxidado- nos pincha en la cutícula de la uña del dedo meñique -con intención de darnos tétanos- y nos trata de influír para hacer lo mejor para nosotros...)
Si la propina es compartida he ahí el dilema, acá el que paga con billete grande para conseguir cambio sonó, porque nunca puede dividir bien para darle vuelto exacto a su amigo, y si le dice que parte del vuelto es para la propina, depende de qué tipejo escuche él en su cabeza, usted podrá convencerlo o no, pero por lo general tendrá que debatir el monto de la propina con él durante unos cuantos minutos, esos con los que usted contaba para dormir antes de ir al trabajo el domingo por la mañana.

Bueno, tras arduos experimentos, puedo aseverar en este acto que SIEMPRE dejar propina tiene un efecto positivo, compruébenlo ustedes mismos, déjenle propina a la gente, y van a ver cómo de ser una masa amorfa inoperante y detestable, se vuelven los "empleados del mes", incluso con parte de los de Easy que "Estan para ayudarlo", incluso si se trata de Tito el de la verdulería de la esquina, al que usted le regala unos míseros centavos, le moverá la cola cual perro que ve a su amo luego de varios meses, y quizá hasta le seleccione las mejores y más frescas verduras por su gentileza. El mozo ni hablar, sería capaz de echar a palazos a dos o tres clientes miserables con tal de conseguirle SU mesa preferida, esa que tiene cuatro patas, un mantel y servilletero. Esta teoría se aplica también a cualquier rubro, supongamos que su plomero le cobra $50 por cambiar un cuerito a la canilla (precio que usted puede considerar un tanto excesivo), entonces usted le da 52 y le dice... "QUEDATE EL VUELTO CHIQUILIN!", con esto logrará no solo que este hombre sonría y le muestre sus encías huecas, sino que probablemente no destroce todos sus azulejos ni deje restos de poxilina hasta en el botiquín al momento de hacer una simple reparación. Quizá hasta logre que la próxima le haga descuento o por lo menos no lo decapite con el precio... pero eso ya es una utopía que no solo requiere de un pesito extra, sino más bien de un jugo/cerveza (preferentemente fría la bebida) y una charla carente de sentido por unos minutos fingiendo amistad.

Bueno acá concluyo mi reflexión del día, y espero sus comentarios.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

De los 40 clientes a los que les llevo el diario, solamente 2 me dan a veces propina cuando me pagan. Claro que los otros 38 estan durmiendo cuando les paso el diario por abajo de la puerta... pero eso no es excusa!

La verdad no me gusta mucho que me den propina, sera porque siempre labure con mi viejo y se la termino pasando a el >.> o sera porque soy medio pelotudo, como sea espero que la hayas pasado bien en el festejo de tu amigo que se recibio, y le hayas podido meter un huevaso en la nuca.

Saludos.

DiegoDAC (Kersin).

Anónimo dijo...

Hoy ingrese por segunda vez a tu blog, me parece digno hacerte un comentario pero como no se si puedo contestarte desde esta compu choronga del laburo, escribo dos lineas para no colgarme al pedo, Si pasa te mando el resto

Lucila dijo...

ja! hacía mucho que no leía por acá. mi favorito es lo de la mosca sin alas..

Chamuyo dijo...

Che capo desapareciste de repente (hace ya como un año, pero de repente). Espero que no te haya pasado nada. Me gustaba mucho lo que escribías, si abriste otro blog o algo así, avisame. Y si seguis vivo avisame también. Saludos!

Lucila dijo...

qué mal che, nunca más escribiste. y yo que me mataba de risa... que estés bien!