miércoles, 14 de febrero de 2007

Los hijos... la alegría del hogar

Buenas damas y caballeros, si, a uds. también... sáquense el dedito de la nariz, déjense de comer las uñas, y vos... si, a vos te digo, dejá de morder la tapita trasera de esa birome, asqueroso!.
Luego de pensar detenidamente qué tema trataría el día de la fecha, opté por hablar de los hijos, qué cosa tan bonita que nos da la vida verdad? NO, realmente no les veo nada de interesante, para ser sincero, los infantes no me atraen en lo absoluto.
Ustedes pensaran... "CLARO, SEGURO QUE ESTE NO ES PADRE", y aprovecho para decirles que tienen razón, obvio que no soy padre, y gracias a Dios, sino estaría viviendo en una casilla de chapones al lado de las vías, sí, al ladito del tipo ese que se construyó el bulín en la estación Villa Luro del ferrocarril Sarmiento (ojito que tiene plantitas muy chulas dicho sea de paso), con una panza cervecera, la barba aún más desprolija que ahora -la que probablemente rozaría mis hombros-, y mi ombligo sería objeto de exhibición (porque vieron que los gordos pobres, usan esas camisetas blancas musculosas de algodón que siempre son dos o tres talles más chicas de lo que deberían, quizás por una sobredosis de Kohinoor o algo así), probablemente tendría un hijo en cada mano, ambos llorando porque no sería capaz de moverme del sillón y obviar observar el televisor 29'' de plasma (porque los pobres siempre tienen uno de esos ahí por más que no tengan un solo ladrillo) para cambiar sus sucios pañales (no descartables porque salen más caros que el plasma de 29'').
Realmente creo que cuando uno se vuelve padre, los adorados purretes nos lavan la cabeza, nos hacen creer que su sonrisa vale despertarse 50 veces a la noche porque lloran para cualquier cosa (porque obviamente no tienen otra forma de comunicarse en un mundo de adultos civilizados), según una investigación realizada, primero lloran porque tienen hambre, y a consecuencia de tomar todo el día leche como unas sanguijuelas del pecho de la madre, se les desarrolla el sistema digestivo, lo que ocasiona que les da gases todo el tiempo, lo que no entiendo, porque yo puedo comer garbanzos a rolete y desfondar un calzón con alguna flatulencia que me agarra desprevenido, pero no lloro, se los juro; creo yo que deben ser una piñata de pedos hasta los 3 meses aproximadamente. Luego de ese plazo, comienzan a llorar con motivo de los dientes, claro, le salen los dientes por debajo de las encías y empiezan otra vez con esa historia, tonces uno tiene que comerse la bronca y decir.. "POOOOOOOBRECITO", cuando en realidad el pobrecito es uno que tiene que soportar tamaño griterío día y noche, más las quejas de los vecinos aledaños, y por sobretodo a la madre que nos codea para que nos levantemos -porque es por turno el asunto, aunque la que organiza el asunto de dar turnos es la madre, nuestra rival en este juego, que siempre terminará cagándonos, obligándonos a ir más veces de las que corresponden-. Para esto ya pasaron unos seis meses, y el niño no para de llorar, a todo esto, descubrimos que los juguetes divinos, didácticos, con lucecitas de colores, salen más de lo que nuestro miserable salario puede afrontar, creo que no gastamos esa guita en nosotros mismos nunca, intentando ahorrar para algo mejor -por ejemplo un automóvil 0km., a lo sumo la patinamos en alguna función de cine los miércoles que sale 1/2 tarifa y un Combo de Mc Donald's medio pelo de esos que en vez de traer papas fritas viene con grisines de salvado-, pero para los divinos purretines que nos envió el Señor, por supuesto que podemos matar ese cocodrilo que llevamos dentro y convertirlo en un dado didáctico de Fisher Price. Asimismo cabe destacar que uno suele creer que la ropa de los niños debe ser más económica que la del adulto, porque claro, requiere menos tela, menos costura, menos todo... pero NO, grave error, si no me creen pasen frente a un local comercial de Cheeky y pispée un poquito los valores de la ropita, que no solo es más caro que todo lo que lleva
Luego descubrimos que la televisión hace maravillas sobre las mentes de los críos, y los pone en trance durante unas horas a la vez que observan detenidamente ese dinosaurio morado espantoso cuyo disfraz es más barato que los del hombre araña del trencito de la alegría de la costa (y en algunos suburbios también). Entonces pasamos horas resignando nuestros programas favoritos de televisión, escuchando esa temible canción lavacocos que retúmba en las paredes del hogar, a la vez que perdemos el sentido del oído, y cantamos la mencionada canción en todos los lugares donde estamos, por ejemplo en el ámbito laboral no sería extraño ver un padre cantando "TE QUIERO YO... Y TU A MI..." mientras que meses atrás se jactaba de haber concurrido a un recital de una banda Heavy Metal.
Luego debemos olvidarnos de ir a comer a un lugar fuera del hogar, para empezar los niños lloran más que aquel viejo de 80 años que se queja del servicio del lugar y que el penne lo prepararon no apto para celíacos, obviamente durante el tiempo que el crío enerva su grito de guerra sobre la mesa, uno no puede hacer más que soñar que la tierra lo traga, o deja sordos a todos los comenzales aledaños que le clavan puñales con cada mirada. No solo eso, sino que mientras uno de los padres disfruta la comida, el otro debe sostener a la criatura, que si no está upa no puede quedarse en paz. Comiendo por turnos, y tratando de cerrar esa bocota que emite sonidos nefastos, peor que las ballenas apareándose, los padres pierden toda posibilidad de transformar una cena "familiar" en algo agradable, de hecho es una tortura tal, que el acto deja de repetirse a la perpetuidad.
En definitiva logramos apaciguar los llantos de nuestros hijos a la larga, ¿pero qué pequeño precio hay que pagar? perdemos nuestra propia vida -porque ya no disfrutamos nada gracias a la falta de sueño y ganas de vivir-, nuestro dinero -en divinos juguetes didácticos y DVDs que aseguran aumentar 300 puntos de IQ a nuestros purretes-, nuestros programas de televisión favoritos -que fueron reemplazados por DiscoveryKids y sus antipáticos personajes que cantan alegremente hasta cuando se les muere la mascota de un cáncer en la sala del veterinario-. Díganme, sinceramente, aquellos que son padres, realmente esto les parece que se paga con "una sonrisa" de sus críos? déjen su hipocresía de lado, acá entre nosotros, no les parece que los estan estafando?
Esto no concluye aquí, lamentablemente los padres parecen pseudo zombies que no pueden hacer otra cosa más que mostrarnos lo que han traído al mundo, fotito en el fondo de pantalla del celular, en el fondo de pantalla de la computadora, en el llavero del auto y de la casa, en la billetera, hasta en nuestros sueños nos interrumpen de aquel vuelo triunfal por sobre la ciudad disfrazados de Mujer Maravilla -eso creo que fue solo mío- nos persiguen con una foto y nos obligan a hacer comentarios absurdos y triviales, como por ejemplo "QUE GRANDE QUE ESTAAAAAAAaaaa" (nótese que la última vocal se estira al igual que nuestras gónadas con cada fotografía avistada), señores, es evidente que cada vez que lo veamos va a estar más grande, no es ninguna novedad. Quizás otro de esos comentarios es "SE PARECE A VOS EH!!", siendo que en realidad a esa edad los bebés son todos iguales, peladitos, con los ojos en desarrollo que ni tienen color definido y unas mejillas superdesarrolladas. La cuestión es que por más detenimiento que uno pueda hacer en la observación, no va a encontrar parecido alguno con sus padres, salvo que sean calvos, regordetes, tiernecitos y risueños (léase que sean hijos del osito de Bimbo, o el logo de Michelin por ejemplo), y aunque así fuera, la adolescencia genera unas mutaciones terribles en el rostro de aquellos tiernos niños (tal como en mi caso, que me creció la nariz de manera desproporcionada, los senos, y el culo, por sobretodo el culo), perdiendo toda relación con aquel infante que una vez observaron.
Durante los años siguientes, notaremos que la madre de los críos empieza a perder voluntad para trabajar, porque el niño le ocupa la totalidad de su tiempo, en su defecto, el padre ha de soportar en su hogar a sus suegros todos los días, y/o gastar la mitad de su salario para que una "muchacha" lo cuide mientras ambos se dirigen a sus habitáculos laborales.
La realidad es que ambas opciones son una mierda, si su mujer no trabaja, lamentablemente esa sexy mujer que una vez contrajo matrimonio con usted se volverá la típica "AMA DE CASA" estereotipada, con ruleros y todo, su perspicaz mente notará que puede continuar su vida sin volver a trabajar con horarios ni jefes, y opta por colgarse cómodamente de las bolas del padre de la familia, quien deberá quemarse la cabeza realizando tales actividades para ganar el sustento y así patinar todos sus ingresos en el divino niño que engendró, perdiendo el resto de su vida de esta forma.
Las mujeres que deciden seguir trabajando, sin embargo, optan en su mayoría por utilizar a su hijo como excusa para:
1. Arribar tarde a la oficina (ver post del día de ayer)
2. Ausentarse (porque claro, el nene se enferma muy seguido, o tiene que ir al jardín y hay que acompañarlo durante 3 meses a la mañana para que se adapte según dijo la maestra ciruela)
3. Bajo rendimiento y poca voluntad en sus tareas (porque no durmió bien)
4. Evitar escuchar groserías por parte del staff masculino (porque claro, son madres de familia, ojito).
5. Pijotear dinero del arca comunal oficinista para insumos -entre otras cosas el dispenser de agua, bendito sea el termo que llenas- (porque no alcanza para la muchacha, ni los DVD de Baby Einstein, ni la nueva cámara de fotos para mostrarnos su hijo en nuestros sueños).
6. Irse antes del trabajo (porque los nenes tienen el acto del día de la marsopia boliviana y uno actúa de cacatúa embotellada).
7. Solicitar masajitos en los hombros por parte de sus compañeros de trabajo (porque como cargan con el crío en brazos día y noche les duele la espaldita, y UNO tiene la culpa, y debe remediarlo haciendo masajes o cediéndo una silla más cómoda).

Estos son algunos ejemplos, podría escribir más, pero no quiero abombarlos con tanta información negativa.
Como bien sabrán, los niños simpáticos comienzan a crecer, y eso implica:
a. Renovar su vestuario (un gasto importante, porque es cada 2 meses más o menos que los zapatitos de miércoles que usó 3 veces -dos de las cuales se los sacó breves instantes después de colocarlos- y costaron 70 pesos, ya no le entran más)
b. Insertarlos en un jardín de infantes (lo cual no es fácil, implica un duro debate entre los padres que quieren ahorrar y a la vez darle la mejor educación posible, porque claro, ahora a los 3 años te enseñan inglés, computación, Aikido, Tai Chi Chuan, y te obligan a donar un órgano)

Nótese que uno debe escoltar durante semanas a su hijo para que se adapte al entorno escolar, soportando no solo las diviiiiiiiiiiiiiiiinas maestras jardineras, sino una manada de inadaptadas creaturas que lloran incansablemente, y por sobre todas las cosas, a las madres, que también lloran, y sino, gritan intentando simular una disciplina estricta en el lugar, cuando en la casa los pibes las dan vuelta como una media; a la vez que estas mismas madres nos hacen comentarios interesantísimos de sus poco interesantes vidas de amas de casa/madres devotas.

Luego comienzan la primaria... o EGB (insisto en que la escuela primaria sonaba menos a un remedio que estas siglas), comienzan a hablar, a hacernos pasar papelones delante de aquellas personas que crucifican los padres durante sus charlas, como por ejemplo le dicen al viejo Tío Roberto "TIO AVAROOOO! TIO AVAROOO!" (haciendo alusión a la conversación preexistente entre los padres, ya que el último cumpleaños el Tío Roberto trajo de regalo un par de medias Ciudadela de color bataraza, impresentable) debiéndo los padres excusarse por el infantil comentario de sus hijos, que "NO SE DE DONDE HABRAN SACADO ESO, SEGURO FUE EN EL COLEGIO..." con cara de póker (porque en el póker un pone cara de nada, para que no se den cuenta que miente en la apuesta exagerada que hizo, teniéndo en sus manos un par de 2).
Durante esta época comienzan a realizar labores en el hogar, al punto que uno no entiende cómo resulta didáctico hacer juntar a los padres 300 tapitas de desodorante, 40 palitos de helado, 78 clips de alambre recubiertos con plástico celeste, 44 kg. de brillantina, 120 papel glasé color mostaza, el mono de jade, los mapas, y el último espécimen del pájaro Dodo.
Va a terminar haciendo los deberes de sus hijos usted mismo, y probablemente le pongan una nota mediocre y se va a deprimir. No solo eso, sino que simpáticamente su hijo va a obviar avisarle de sus labores hasta el último minuto, digamos por ejemplo que le dieron una tarea hace 4 meses, entonces su hijo querido se lo comentará como al pasar el día domingo a las 23.59 hs., haciéndole notar que debe entregar el trabajo el día lunes siguiente, todo esto luego que usted se colocó el pijama y las pantuflas de conejos celestitas. Para colmo de males la tarea se tratará de recortar 5000 palabras que empiecen con la letra X, de diarios y revistas, probablemente para cuando termine con esa labor (que es completamente absurda en esta era informatizada) estará fusilado en la oficina con unas ojeras gigantes, el pijama y las pantuflas esas que no se las pudo quitar siquiera, y todo para obtener un galleto feliz para su adorado crío.
Si en cambio opta por no ayudarlo, la maestra Jacinta Pichimagüida apreciando la labor de los hijos asistidos por sus padres, optará por desaprobar al queridísimo purrete, lo cual repercude indirectamente en su imágen, imagínese que alguien le pregunte a su hijo delante suyo cómo le va en el cole, y éste último responda "Y... CREO QUE VOY A REPETIR 1ER. GRADO", y no solo eso, sino que luego tendrá que concurrir al establecimiento educativo por el pobre desempeño de su descendiente, para escuchar interminables charlas de la maestra, quien optará ante su furia irreparable por enviar un asistente social para quitarle los pibes, un desastre.

Luego de esta interminable lucha para lograr el éxito escolar de su hijo, tendrá que ver cómo llega a la adolescencia, y comienza a darse cuenta que usted no es Dios, y que en realidad es más boludo que las gallinas, entonces allí empieza a contestarle con inteligentes frases sus reprimendas, lo arremeda con una tonada graciosa, y por sobretodo trata de ocultarlo de sus amigos porque lo avergüenza, usted es viejo, y habla de cosas que estan "out". Tanto esfuerzo para que a uno lo recompensen de esa forma, irónico descenlace para tanta dedicación paternal ¿verdad?.
Para colmo de males, si tiene una hija mujer, quizás tenga que soportar al noviecito que quisiera acogotar con sus manos, porque lo imagina posando sus sucias manos (si no otra cosa) sobre las piernas de la nena en una situación poco feliz para todo padre, lo más terrible sería que su hija tenga un embarazo no previsto y tener que repetir todo lo antedicho aquí, pero con su nieto, que encima usted que ya escarmentó no lo encargó, sino que fue su imprudente hija con uno de sus "noviecitos" (vaya uno a saber cual de esos roñosos fue, porque la nena no lo quiere desembuchar, y el pibe ni en sueños se va a hacer cargo).
Si es hombre quizás empiece a juntarse con amigos que se drogan, o fume tabaco a escondidas, y usted no podrá reprimirlo, porque también fuma, y si no lo hace, seguro lo hizo, y si no lo hizo, seguro lo hará. En su defecto, arribará a la casa borracho, vomitado encima y le arruinará sus muebles favoritos, o la pintura de la pared, o el tapizado de su auto 0km que pudo comprar luego de tantos años (el cual aún estaba pagando en cuotas). Si no es el caso, quizás lo peor es que se vuelva homosexual, qué desgracia para el padre que tanto esperó ese varoncito, que iba a ser el galán de américa, el Arnaldo André del siglo XXI... terminó como un barquito comercial, que le gusta que le carguen la carne en la popa... una desgracia, la vergüenza de todos sus amigos que lo hostigarán y se reirán a sus espaldas de las pestañas de su "hijo/a"... Probablemente luego que acepte la sexualidad de su hijo, poco oportuna para su mentalidad cerrada del siglo pasado, esa criaturita le presente sus novios, y no conforme con ello puede ser que termine infectado por una enfermedad de transmisión sexual, probablemente letal e irreversible, y deberá ver morir a su hijo antes que usted, la pesadilla de todo padre...!

Ahora nuevamente le pregunto a usted, padre de familia, sinceramente cree que una sonrisa paga todo esto que acabo de narrar?, vamos, déjese de engañar y vuelva a la realidad, tener hijos no es más que un dolor de cabeza, pero como son parte de uno, hay que soportarlo pase lo que pase, y encima sonreír mientras lo hacemos, cual una prostituta que tiene que complacer a un cliente de 250kg, calvo, sin dientes, con olor a chivo y el calzón con palometa.

Para concluír, ya que me he extendido más de la cuenta, intimo a los sres. padres de familia, que dejen de insistir a los "no-padres" para que pronto tengan hijos, EL MAL NO SE LE DESEA A NADIE!, o al menos primero deberían advertirnos sobre esta realidad que planteo aquí.

Desde ya, agradezco a todo aquel que se ha tomado la molestia de leer todo este testamento, y apreciaré sin duda cualquier tipo de comentario. Será hasta mañana.

1 comentario:

Lucila dijo...

mmm... no sé, he pensado que no quiero tener hijos propios nunca (no soportaría estar embarazada, además para qué... ya hay demasiados niños en el mundo), pero sí adoptaría uno, pero solo uno... no sé, yo sí me arriesgaría... más allá de todo lo que puedas decir, sí disfrutaría de la compañía de un niño/a (que no se malentienda, por favor) al que yo crío... además para mí un hijo es lo que uno le transmita en la cabeza, no a nivel sanguíneo... además tengo toda la fe en mí de que sería una muy buena madre y que me llevaría muy bien con mi hijo/a, y que lo educaría bien, lo tendría bastante cagando a pedos, no permitiría de ninguna manera que fuera un pendejo malcriado (sí, se puede lograr), y si llegados los 21, es todo un boludo, le digo "bueno pendejo, las cosas son así, o te ponés las pilas o te las arreglás solo"... para mí tienen que ver mucho los padres... mis viejos por ejemplo son cualquiera, y a mí y a mi hermano nos re malcrian, mi hermano es todo un pelotudo de 19 (casi 20) que no sabe atarse los cordones y al que hay que prepararle la leche porque si no, no desayuna y clAro "el nene tiene que crecer sano, así que preparémosle la lechita", sin mencionar que parece que no puede vivir sin apelar a todo su diccionario (compuesto exclusivamente de insultos) y putear sin compasión a mi santa madre que poco más y se arrodilla ante él... en contraste conmigo que si bien a veces me malcrian a veces se vuelven injustamente exijentes conmigo, al punto de no querer comprarme cosas que realmente necesito, que en cambio se las compran a mi hermano, que NO las necesita, pero las quiere porque yo las tengo (por juntarme la plata y comprármelas yo) y le gustan, qué sé yo... a mí me horroriza la idea de terminar tan inútil, pelotuda y dependiente como él, que me enojo cada vez que me malcrian (salvo una o dos) y me quiero ir a vivir sola a penas tenga 18 ó 19 (ya veré cómo haré) porque ya no me banco nada en mi casa... bueno ya todo esto no tiene nada que ver... bueno, aunque quizás responda al rezo de "los odio a todos"