jueves, 26 de abril de 2007

La Cultura Etílica

Hoy no es precisamente un día en el que me sienta "inspirado", la ganadora del American Idol de la oficina dijo que no le interesaba el puesto de trabajo, y tuvimos que elegir a otra (bah, hicimos un sorteo, tiramos todos los Currículum al aire y agarramos uno), que quizá con suerte arranque actividades la semana que viene -a mediados, no sea cosa que se apure mucho-.

Mientras tanto, el Caos reina la oficina, con una baja, todos tienden a hacer todo eso que está hace seis meses juntando mugre debajo de algún mueble. Para colmo de males, todo esto me afecta directamente, porque soy quien sigue en la lista de Kill Bill para tales labores, aunque jugar a estar ocupado es relativamente fácil cuando uno adquiere práctica.
Aunque no soy el único que lo pone en práctica, un día es uno de los chicos que se va 1.30 hs. antes a ver a X persona -que probablemente ni conoce- porque la ascienden ese día, al día siguiente otra persona dice que está en sus días femeninos y está "descompuesta" y no viene en todo el día, y al siguiente, otro sujeto distinto se va al mediodía a hacer un trámite a Gas Natural (porque supongo que no se puede hacer fuera del horario laboral que concluye a las 13.30 hs.). La peor parte es que tengo que escuchar como se defenestran los unos a los otros, cuando todos participan del mismo juego de la inoperancia, parece ridículo pero es verídico.

Mientras tanto, en la Liga de la Justicia, pronto tendremos otra baja, se nos va una de las pocas personas que trabaja en forma eficiente, cumple con el horario, y tiene buen humor (tres cosas que nunca se dan en una sola persona al menos aquí). Así que a modo de vendetta mi jefecito le negó sus vacaciones pre-partida y deberá dar esos días por perdidos ya que se muda de dependencia y sus vacaciones ya no tienen validez allí.

Bueno, basta de contar tanta trastienda, en la fecha pienso deleitarlos hablando de la famosa "cultura etílica" que le dicen. O sea, es como si uno aprendiera a ingerir bebidas alcohólicas con más clase o categoría, como si Mirtha Legrand o Amalita Fortavat nos diera un tetra-brick de vino tinto y nos dijera "vamos carajo mierda, aprenda a tomar del pico de una buena vez!"

Digamos cuando uno incurre a probar de este elixir, es jóven, bah, por lo general digo, algunos son abstemios hasta la muerte y brindan en navidad con soda (y la revuelven un poquito para sacarle el gas). Tanto ver a la vieja Tía "Canela" (a modo de sarcasmo por lo "dulce") darse vuelta como una media en navidad después de la segunda copa de Champagne, uno se tienta, y decide probar un poquito a ver qué ocurre.
Al principio lo más normal es mandarse unas cervecitas a escondidas durante algún cumpleaños de quince, total el mozo cómplice nos guiña el ojo y nos deja una latita, la cual atesoramos como un doblón de oro para más tarde (que nadie nos vea, ojito). Al probar por primera vez la cerveza, lo más probable es que usted piense algo así como "TANTA PROPAGANDA PARA ESTA PORQUERÍA AMARGUÍSIMA?" pero aún así la intente beber hasta el final. Estará muy atento a cómo su cuerpo se ve afectado, hasta el punto de cruzar esa delgada línea y dormir al ñoño que llevamos dentro que nos impide decir todas esas barbaridades que se nos cruzan por la cabeza, por ejemplo, tranquilamente usted podría llegar a decirle a una señorita algo así como: "PERO VOS SOS UNA FLOR DE P**A, TE SENTASTE TODO EL AÑO EN EL PUPITRE DE AL LADO SOLO PARA COPIARTE LAS RESPUESTAS, PROSTITUTA DE MI**DA, PUDRITE EN EL INFIERNO!" (palabras textuales emanadas de mi boca hacia una compañera del secundario luego de haber concluído el ciclo lectivo, de más está decir que la gente que me rodeaba intentó contenerme para que no la acogote).

Así como de infantes jugábamos a dar vueltas hasta marearnos, el alcohol es algo así como una regresión a esas épocas, nos mareamos un poco para sentirnos muy mal, y decir cosas de las que luego "nos arrepentimos" (?). Pero lo mejor es disfrutar de esos breves momentos en que no estamos muy lúcidos como para darnos cuenta de las barbaridades (verdades en su mayoría) que decimos, ni muy descompuestos como para ir derechito a abrazar al inodoro.

Nada peor que perder el control, sobretodo si uno viene mirando todo con mucha calma y detenimiento, hasta que se para de la silla, y ahí se le viene todo el temblor, todo comienza a girar, y las palabras le patinan, le salen gárgaras en vez de palabras comprensibles para un ser humano. Cuando nos da ese aire fresquito que nos arruina, y comenzamos a ponernos pálidos, sudamos en frío, y por último el inevitable viaje repentino a un tocador (si es que llegamos, sino debemos pedirle disculpas al dueño de casa/auto a la vez que pedimos un trapo). Nada peor que intentar defecar y vomitar al mismo tiempo, uno puede alternarse y hacer cada cosa en su momento, hasta que al estar sentado mirando nuestra ropa interior se asoman esas salchichas de copetín con mostaza por nuestra amarga garganta, al punto de volverse incontenible, y desagotamos las mejillas de Quico sobre nuestra linda ropa que solía estar seca. En ese instante decidimos que no podemos volver a la fiesta en ese estado, y no tenemos mejor idea que utilizar la ducha, con la ropa puesta. Para variar, nos agarra un poquito de modorra con el agua caliente de la tina, y nos dormimos así como si nada durante una hora, mientras medio mundo golpea la puerta del baño desesperadamente a lo que contestamos con algo así como "UUUUUUHHHHRMMMM!" (traducción: Estoy bien, ya salgo, no se preocupen!). Hasta que alguien logra derribar la puerta y nos encuentran remojándonos en la tina, a lo que referimos "AAAAAAAAAAAAAAAAAAAHSSS" (traducción: No me miren! no me miren!).

He de admitir que en más de una oportunidad realicé confesiones poco habituales en estado de ebriedad al estilo "UNA VEZ ME COMI UN TRAVA... Y ME GUSTÓ" (esto es solo a modo ejemplificativo, no me acercaría a un trasvesti, aunque varias veces intentaron pellizcarme las nalgas mientras hablaba de un teléfono público, lo cual me dio un poco de "cosita").

Particularmente yo tengo la costumbre de actuar con completa sobriedad la mayor parte del tiempo que estoy ebrio (excepto cuando me descompongo físicamente, aunque aún lúcido mentalmente puedo recordar todo lo que ocurre a mi alrededor), y puedo incluso conducir la motocicleta, embocar la llave en la cerradura de una, ponerme el pijama y ahí cuando me acuesto, es el momento en que mi estómago patea todo lo consumido y graciosamente a raíz de ello he arruinado la pintura de la habitación, las alfombras en otra oportunidad, y quizá el colchón (sin contar las veces que ocurrió en casa ajena, y he llegado a estropear cabellos de féminas, y juegos de cartas por qué no -largo de explicar, me lo reservo para animar reuniones a modo anecdótico-).

Igual he de destacar que no es lo mismo embriagarse con cerveza, que con otro tipo de bebida, digamos, hay borracheras que vienen como ninjas, se agazapan en los confines de nuestro organismo y cuando uno cree que se irá caminando tranquilamente a su casa, de repente lo atacan a traición y ahí pierde la compostura. Otras vienen así, despatarradas, haciendo ruido con las llaves para que nos avispemos que están en camino, hasta cierran la puerta del ascensor con fuerza, pero aún así uno piensa que todavía falta para que nos caigan encima... y ZAZ, ahí sonaste.

En definitiva, el alcohol siempre va ligado de alguna experiencia fantástica, lo que sobrio podría llegar a ser la reunión más aburrida del mundo (convención de fabricantes de caldos en cubos por ejemplo), puede terminar en una anécdota que muchos recordarán durante años (Fiesta de TOGA, o prenderle fuego el auto a un amigo por ejemplo).

Espero sus comentarios, sepan disculpar la falta de prolijidad, pero me interrumpieron en este post unas 450 veces con boludeces oficinísticas, será hasta el lunes.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

El dia que me acuerde te voy a preguntar por eso de los mazos de cartas. Un saludo.

Anónimo dijo...

Por fin demora menos de 40 minutos para poder poner un comentario!!!!

Anónimo dijo...

Bueno dos cosas, la first decir que... por suerte yo,no tengo demora a la hora de añadir un comentario. La second es que después de leer lo leido, me alegro de no haberme emborrachado nunca a lo sumo, haber bebido una copa de sidra,una cerveza y en alguna y contada ocasión un cubata ( quien quiera explicación de lo que es esto, que me pregunte :p ). Las ocasiones del cubata, me convencieron lo suficientemente como para saber que no debo pasar de un simple trago.Así pues reitero lo dicho ( JAMÁS ME EMBORRACHARÉ) jejejeje.